RELATOS OCHENTEROS: Anfetas y locura en plena dictadura.

Historia de las anfetas en dictadura.


Siempre que se habla de dictadura, se hace con el mismo trasfondo, es decir, un fin ulterior político. A pesar de toda la injusticia y la represión reinante, los jóvenes y los volaos de aquella época, igualmente se las arreglaban para vacilar.
Quien iba a pensar que con toda aquella represión, los toques de queda y las misteriosas desapariciones de los “elementos marxistas”, los cabros iban a batallar por conseguir su propio espacio para la locura y la distorsión. Quien siquiera pensaría que en medio de este escenario, las pepas o anfetaminas harían su entrada magistral. Desde los famosos “Debutales”, hasta las míticas “Cristalinas”, toda una serie de pepas que volaron a medio Santiago en dictadura, que a continuación evocamos…

Por Dr. Floyd.-



Cuando son casi las diez de la noche, Juanito, maestro obrero, cincuenta y dos años, y cuarenta años cultivando su mente con distintos medios, experimentado en el uso de pepas y posteriormente maestro cañamero. Con añoranza nos relata parte de aquellos tiempos, ahora acompañado de un pitito de chilombianita, recuerda con nostalgia los difíciles tiempos que vivió. Cada vez que se juntaban a “volarse”, terminaban, por lo general, arrancando de la policía, corriendo por su vida y con el corazón a mil. Conocedor “in situ” de la mayoría de las pepas que volaron a medio Chile, en los difíciles tiempos de dictadura. Desde los famosos “debutales” hasta los contemporáneos y sintéticos “extasy” y “Lsd”.

“Como no teníamos marihuana, porque era solo para los “universitarios”, mezclábamos el copete con algunas pastillas y así teníamos acceso a volar nuestra mente. Los momentos sociales eran complicados, no había mucha pega, y debíamos vivir casi en el anonimato, por esta razón, las pastillas se transformaron en “la” opción que teníamos, igual eran buenas, con unos copetes, quedábamos bien buenos…”

Las anfetas, como se conocen popularmente, corresponden a la denominación genérica de una serie de medicamentos en pastillas, que combinados con algún copete, produce un efecto altamente embriagador y volátil. Algunas de estas son depresivas, otras, en su mayoría, estimulantes. Son precisamente estas, las con mayor demanda en Santiago de aquellos años.

Cuando corrían los días en la década del 70, el mercado negro, no ofrecía mucha variedad de pastillas. Las famosas “debutales” fueron una de las primeras en llegar al medio criollo. Altamente psicotrópicas, se utilizaban principalmente para volar la mente y quedar con ganas de más. Adquiridas principalmente por trueque, los debutales fueron las pepas que reinaron en la década de los setentas y abrieron el camino para lo que, en los ochenta, sería un paraíso de pastillas psicotrópicas.

A principios de los ochenta comienzan a masificarse en varias comunas de Santiago, es así, como aparecen especies altamente “guenas”. Los alcalciles mezclados con algún copete, producían una sensación de mareo, pero muy estimulante a la vez. Se ingerían entre cuatro a ocho pepas, y te duraba todo el fin de semana. En estos tiempos llegaban recién a Chile, películas como “Woodstock”, “The wall”, “Las ruinas de Pompeya”, etc. Filmes que fueron claves en la construcción de este imaginario popular del volao a pepas y copete en Chile. Era muy común juntarse con amigos, y “vacilar” viendo estos videos, al alero de las pepas, y en un abrir y cerrar de ojos, aparecieron en gloria y majestad, los Tumulto, banda nacional clave en la difusión de este imaginario, que poco a poco iban concretándose. Su recordado tema, “rubia de los ojos….celestes” nos permite imaginarnos, la variedad de pepas que ya existían en Santiago. En los ochenta, la Marihuana ya se había masificado en los estratos populares. Esto, no disminuyó el ánimo de los jóvenes por seguir experimentando con las nuevas pepas que salían al mercado. Ahora se mezclaban con copete y marihuana.

Otra especie de elite eran las famosas “tilines”, altamente embriagadoras. Era necesario tomarse unas seis de estas más un ron y quedabas arriba del balón por varias horas.

Pero si hablamos de “majestuosas”, debemos rendirnos para evocar el nombre de las pepas que más furor causaron en la juventud de fines de los ochenta y principio de los noventa. Si, las famosas “cristales” o “cristalinas”, originarias de San Bernardo. Estimulantes al máximo, pero externamente no evidenciabas esa notoriedad de andar duro, esa sensación que te producen otros estimulantes como la falopa, es decir, quedabas “Durango” pero parejito, y más aun, luego que el efecto se acababa, podías dormir sin problemas, igualmente parejito, no quedabas “pega’o al techo” o “efecto borza”. Baratas por sobre todas las cosas, y muy guenas, con dos, tenias pa’ pasar una noche espectacular”, una muy buena experiencia.

La reina que coronó esta época dorada de los ochenta y noventa fue la más codiciada por todos, casi mitológica, pero cuando lograbas conseguir una, no la olvidabas jamás, simplemente te rendías a sus pies y dejabas que tomara posesión de tu espíritu. Me refiero a las idolatradas “sidrines”, conocidas por ahí también como “siderines o ciderines”, nada se le comparaba a esta experiencia, cada chupada que le dabas a la pepa aquella, te dejaba más y más arriba y por mucho, mucho rato, era algo casi onírico, religioso. Hoy por hoy casi extinguidas, aun circulan mitos de algunas posibles manos para conseguirse una, eso si, con el precio por las nubes…

Ahora, popularmente la más querida por el pueblo, tal vez por ser la más accesible, era sin lugar a dudas la famosa “anfeta verde” de 10mg., con dos quedabas bastante eléctrico, además encontrabas en casi todas las picás, todo el pueblo tomaba anfetas.

Así también existieron algunas de estas pepas que tuvieron menor difusión en el medio, pero que igualmente producían volás espectaculares. A partir de algunos relatos, evocamos a las pepas que pasaron sin pena ni gloria para la masa, pero para quienes la probaron, aun ríen cuando evocan su encanto. Los chapulines y las católicas fueron dos especies que circularon en el underground criollo. Se combinaban con copete y te ibas a las nubes. Otras especies medias toxicas eran los tonariles y los diazepanes. Estas especies simplemente te apagaban la tele, te borraban por completo. En cuanto a la volá, son muy parecidas a las contemporáneas valpax o los ravotriles.

Una especie connotada y muy discreta, casi anónima, son las famosas “mister personality”, las famosas “arosac”, con cuatro de estas y unas cervezas quedabas con toda la personalidad de la farándula, para engrupir a quien quieras, eran muy guenas.

Todas estas especies, y varias mas que ahora se me escapan, hicieron su aporte psicoactivo a las mente de aquellos que fueron encantados por el embrujo de alguna de estas especies. Parte importante en la identidad de los jóvenes de aquellos tiempos, donde la dictadura no hacia más que prohibir todos estos espacios, y en la década de los noventa, cuando aun se olía a vestigios de dictadura, los jóvenes igualmente buscaron aquel espacio para dar rienda suelta a sus deseos de volar…